Música dormida

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18 abr 2018

LOS YMPOSSIBLES / LA LLORONCITA - Santiago de Murcia (S. XVIII) / Son Jarocho Tradicional




Intérpretes: Ensamble Continuo.

- Patricio Hidalgo / Enrique Barona (Canto).
(http://www.tembembe.org/) 


Imágenes: Jaranas y Guitarras de Son.






LETRA:

¿Quien te quiere, quien te llama?,
por tu bien o por tu mal;
¿Quien te cortó de la rama,
que no estás en mi rosal?.

¡Ay llorar, Llorona,
pero qué infelicidad!
Ya me llevan, ya me traen
preso para la ciudad,
con grillos y con cadenas,
cautivo y sin libertad.

Para qué quiero yo cama,
cortinas y pabellones,
si no me dejan dormir
muchas imaginaciones,
para qué quiero yo cama,
cortinas y pabellones.

¡Ay de mi Llorona!
mi alma déjame llorar,
¡Ay llorar Llorona!
mi alma déjame llorar,
que la causa de mi llanto
es que nunca supe amar,
y por eso lloro y canto.

[No lloren ojos hermosos,
no lloren que se hacen mal,
y es lástima que dos soles
queden turbios por llorar.
No lloren ojos hermosos,
no lloren que se hacen mal].

  
[La última estrofa proviene de un "Estrivillo" de las poesías amorosas de fray Joseph Ignacio Troncoso (Puebla, 1795), Archivo General de la Nación - México, Inquisición, vol. 1385, exp. 14, f. 47].




Muchos de los rasgos fundamentales de la cultura mexicana son plenamente barrocos y se forjaron durante el siglo XVII. Esto resulta particularmente acertado en el terreno de la música: la continuidad del son en México es un vínculo que une su presente y su pasado.

Los "sones de la tierra" novohispanos, que anteceden a la diversidad del son mexicano, conservan mucho de las orquestaciones coloniales, de los giros tradicionales que hermanan (en particular, sones de Veracruz, la Huasteca y Guerrero), con las folías, jácaras, jotas y fandangos.

El Son, en sus diversas variantes regionales, constituye la parte más antigua y entrañable de la música tradicional mexicana; encontrándose ampliamente difundido en todo el territorio novohispano en el S. XVIII.
Los sones mexicanos son piezas para tocar, cantar y bailar, basadas en patrones rítmicos y armónicos recurrentes. Se tocan principalmente con instrumentos de la familia de la guitarra, y con algunos instrumentos de cuerda, tales como el arpa y el violín. La improvisación es común en todos los terrenos, tanto el instrumental, como el poético y coreográfico. Estas características definen también a los sones hispanos de la época barroca.

La guitarra es el instrumento más importante en un conjunto jarocho. Hay dos tipos de guitarras: las de rasgueado, llamadas jaranas, que vienen en varios tamaños, denominados de menor a mayor, chaquiste, mosquito, primera, segunda y tercera; y las de punteado con espiga o plectro, llamadas guitarras de son, también en distintos tamaños: mosquito, requinto, tercera y leona. Tanto la jarana como la guitarra de son derivan directamente de la guitarra barroca española.


Escribe Eloy Cruz (Ensamble Continuo): Las conexiones entre La Lloroncita y Los Ympossibles van más allá de la parte musical. En la correspondencia amorosa entre fray Joseph Ignacio Troncoso y sor María de Paula de la Santísima Trinidad (Puebla, 1795), hay unos versos que mencionan dos suplicios: amar un imposible y la imposibilidad de olvidarlo; a causa de estos dos imposibles 'No hay dolor ni tormento / más insufrible'.


Santiago de Murcia (1673 - 1739), fue un guitarrista y compositor español del periodo barroco.
Aunque pocos datos de su vida son conocidos, parece ser que fue discípulo de Francisco Guerau, y también músico y maestro de guitarra de la reina María Luisa de Saboya, primera esposa de Felipe V.
Murcia fue, sin género de dudas, el guitarrista más internacional del barroco hispánico. Si bien en sus primeras obras ya nos muestra un conocimiento profundo de la técnica del punteado (por ejemplo en su obra "Resumen de acompañar la parte con la guitarra", 1714), es mucho más conocido por otra fuente: el llamado Códice Saldívar nº 4, manuscrito de tablatura de guitarra de cinco órdenes.

El Códice Saldívar IV, fue encontrado por el reputado musicólogo mexicano Gabriel Saldívar (de quién tomó el nombre), en 1943, en un anticuario de León (Guanajuato - México). Esta circunstancia hizo pensar, en un principio, que Murcia pudo viajar a la Nueva España, aunque el dato es incierto. Lo que es un hecho, es que sus obras sí fueron interpretadas en el México virreinal.









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