La música de la época colonial fue fundamentalmente religiosa; no obstante, en la sociedad coexistían diversas manifestaciones musicales. Una de ellas se usó durante el proceso de evangelización del siglo XVI; otra, el villancico, la ejecutaban los conjuntos musicales catedralicios y fue una extensión del teatro musical religioso. Este género fue la primera manifestación propiamente mestiza, en tanto que asimiló no sólo elementos de la tradición europea, sino también de la africana y de la autóctona americana.
Asímismo, hubo música de baile, de entretenimiento y la que se tocaba en las fiestas privadas y públicas. Mucha de ella aparece mencionada en los textos de los villancicos, de las comedias o de las novelas de la época. La única música cotidiana, la que se empleó en bodas, bautizos, cumpleaños y celebraciones civiles sólo permanecía en la memoria de quienes la interpretaban, aunque a su manera siguió viva a través de la tradición oral.
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