Música dormida

Música dormida
Música dormida

15 jun 2014

De Divino Furore

"...Platón considera, como Pitágoras, Empédocles y Heráclito sostenían antes, que nuestra alma, antes de descender en nuestros cuerpos, permancecía en la morada del cielo donde, como Sócrates indica en el "Fedro", se nutría y regocijaba en la contemplación de la verdad... Pero las almas están aprisionadas en los cuerpos mediante el pensamiento y deseo de cosas terrenales... (el ascenso al mundo de las ideas) Platón llama a esta exteriorización y esfuerzo "divino frenesí." El piensa que la armonía que hacemos con instrumentos musicales y voces es la imagen de la armonía divina, y que la simetría y conjunción que surge de la perfecta unión de las partes y miembros del cuerpo son la imagen de la belleza divina. ...Pero nosotros realmente percibimos el reflejo de la belleza divina con nuestros oídos... el alma recibe las dulces armonías y números mediante el oído, y por éstos ecos es recordado despertada a la música divina que puede ser escuchada por el más sutil y profundo sentido de la mente... la música divina tiene dos facetas... una existe en la mente eterna de dios. La segunda en los movimientos y orden de los cielos por los que las esferas celestes y sus órbitas hacen una armonía maravillosa. En ambas de éstas, nuestra alma tomó parte: antes de ser aprisionada en nuestros cuerpos. Pero usa los oídos como mensajeros, como si fueran huellas en esta obscuridad. Mediante los oídos... el alma recibe los ecos de esta incomparable música, por lo que regresa a la profunda y silenciosa memoria que previamente disfruto. Toda el alma entonces se incita de deseo de regresar a su lugar adecuado, y así poder disfrutar de la verdadera música otra vez".


Idem. Carta 7. De Divino Furore. Pp. 42-48.