Música dormida

Música dormida
Música dormida

18 sept 2018

JOHANN SEBASTIAN BACH: El genio MUSICAL que vivió y trabajó para la GLORIA de DIOS







Conductor: Carlos García (https://twitter.com/cgarciaalvarez)
Voz en off: Josué Castellón (https://twitter.com/josuekstellon)

9 sept 2018

GUITARRA

El placer de sufrir, de odiar, me tiñe
la garganta con plásticos venenos,
mas la cerda que implanta su orden mágico,
su grandeza taurina, entre la prima
y la sexta
y la octava mendaz, las sufre todas.

El placer de sufrir... ¿Quién? ¿a quién?
¿quién, las muelas? ¿a quién la sociedad,
los carburos de rabia de la encía?
¿Cómo ser
y estar, sin darle cólera al vecino?

Vales más que mi número, hombre solo,
y valen más que todo el diccionario,
con su prosa en verso,
con su verso en prosa,
tu función águila,
tu mecanismo tigre, blando prójimo.

El placer de sufrir,
de esperar esperanzas en la mesa,
el domingo con todos los idiomas,
el sábado con horas chinas, belgas,
la semana, con dos escupitajos.

El placer de esperar en zapatillas,
de esperar encogido tras de un verso,
de esperar con pujanza y mala poña;
el placer de sufrir: zurdazo de hembra
muerta con una piedra en la cintura
y muerta entre la cuerda y la guitarra,
llorando días y cantando meses.

César Vallejo

2 sept 2018

El Ciclo de la Nieve

Nota de Héctor Mauas

“…un pianista insomne busca, en la noche, los restos de una música que se ha perdido. Son siempre pasos en la nieve; marcas silenciosas en una superficie blanca: allí se encierra el sonido de los sueños”...*

Borges creó la ficción como registro tardío de un narrador que no sabe qué cosa está contando, ni tampoco lo comprende. Es el testimonio de un sujeto que escribe a su pesar, abrumado por el espanto que le causa el abismo entre la prolijidad de lo real y la proliferación fantasmal del lenguaje.
Porque no tiene más remedio que recurrir a la letra, a la que sabe insuficiente para entrelazarse con la vida, se empeña en la persecución inútil de una palabra estricta. Escribe, acaso como todos, entre la incredulidad y la resignación, siempre a solas, pero al mismo tiempo le resulta necesario suponer la existencia de un lector, de preferencia indiferente y lejano.

Esa lectura extrañada rompe la hegemonía de lo escrito y le inocula diversidad –una diversidad no caótica-. Surgen signos que permanecen suspendidos de un tiempo futuro; son signos que nada dicen aún.
En la acepción musical del término, leer es interpretar, a semejanza de la ejecución de una partitura que, fatalmente, introduce variaciones, estilos.
La escritura, entonces, es un acto que pliega y repliega las envolturas del vacío.

Un cuerpo escrito somos, que afanosamente busca leer el universo, y que, en su porfía, deja huellas en la superficie ruidosa del mundo y del papel.
Es papel hecho de nieve socavada.

* Ricardo Piglia; “Retrato del artista”, en “Formas breves".