Las danzas
de la muerte son un género artístico que surge a finales del Medioevo como
alegoría de la fugacidad de la vida en una época marcada por los continuos
brotes de peste negra que convertían la muerte en algo cotidiano.
Son un
reflejo de la ideología religiosa de la época que, por un lado, recuerda que
los placeres terrenales son pasajeros y, por otro, evoca el poder igualatorio
de la muerte.
Estas danzas
macabras eran representaciones que significaban la igualdad de todos los seres
ante el Juicio final…
El teatro y
las representaciones fueron una herramienta útil para enseñar al vulgo los
mensajes doctrinarios de la Iglesia, que los expresaba oficialmente en el
templo y en latín. La población convivía con la muerte.
Era algo
habitual extraer mensajes y enseñanzas de la vida cotidiana, especialmente en
lo que concierne al mensaje cristiano: la función pedagógica de la danza
subrayaba la importancia de la gloria y la eternidad a través de la perennidad
de la vida mortal.
“La Iglesia
utilizó el teatro como recurso evangelizador” para las clases populares.
El Origen
El origen de
las danzas de la muerte no acaba de clarificarse.
Hay quienes
defienden la primacía de textos germánicos sobre los franceses y latinos.
La mayoría
de los investigadores consideran que las danzas se gestaron en Alemania
(refiriéndonos, en este caso, a los orígenes literarios, pues se cree que la
primera danza gráfica fue la del Cementerio de los Inocentes en París, hoy
desaparecida), ya que la creencia en fiestas nocturnas en los cementerios
llevadas a cabo por los muertos que salían de sus tumbas proviene de ese ámbito
territorial.
Se
representan esqueletos o cuerpos en descomposición danzando sobre las tumbas y
tocando instrumentos musicales como la flauta o el violín.
Algunos
investigadores opinan que el origen de las danzas se centra en los sermones
eclesiásticos y en una pequeña representación teatral llevada a cabo en la
iglesia a modo de escenario, sin embargo no hay documentos que lo corroboren.
Para
comprender el significado y la importancia de las danzas de la muerte hay que
conocer el contexto donde se desarrollaron.
La Europa
bajomedieval de los siglos XIV y XV se caracterizó por la asolación de la
crisis y la enfermedad.
La depresión
agrícola, producida por el agotamiento de los suelos y el fin de los procesos
colonizadores, conllevó un descenso de la productividad agraria que, junto a un
aumento demográfico, provocó la aparición del hambre y los problemas de
abastecimiento.
A este
panorama desolador se unieron los conflictos bélicos y la aparición de las
epidemias.
La muerte
convivía con los vivos en su vida diaria por lo que en este difícil ambiente
comenzó a desarrollarse un sentimiento de temor y desconfianza que hicieron
proliferar movimientos milenaristas y flagelantes, con sus ideas sobre el
inminente Juicio Final.
Prácticamente
todas estas representaciones se encuentran en un recinto religioso (abadías,
iglesias, cementerios…) aunque a partir del siglo XV muchas de estas danzas formarán
parte de la ornamentación de algunos Libros de Horas, en los Oficios de
Difuntos.
Que los
esqueletos aparezcan danzando dentro de centros religiosos tiene su origen en
la celebración de eventos dentro de los cementerios llevados a cabo antes del
siglo XIII, pues en ellos se bailaba, cantaba, comerciaba y jugaba.
La temática
de estas Danzas se basa en la agonía del hombre frente a su defunción, a la
Muerte en sí misma como ente puramente realista y a la putrefacción de los
cuerpos.
En las
representaciones gráficas, la Muerte mantendrá un diálogo con cada una de las
víctimas, que originalmente estáticas, son obligadas a bailar con movimientos
raquíticos.
Aparecen
cadáveres en descomposición, con hendiduras que dejan entrever las vísceras.
Desnudos o
tapados con un lienzo, se tapan sus miembros sexuales inexistentes.
Danzan al
ritmo de la música y reposan sus brazos en el hombro de la víctima a la que
acompañan.
A veces
aparecen portando un instrumento musical, mostrando un lado seductor,
atractivo, el poder diabólico de encantamiento de la música.
Cada cadáver
está asociado a un miembro de la pirámide social al que acompaña.
Estos
personajes, representantes de las distintas clases sociales, son las víctimas a
las que se les obliga a bailar.
La Danza de
la Muerte en España
En España
existen danzas macabras de gran importancia, aunque el caso español es algo
peculiar ya que todos los ejemplos son exclusivamente textuales.
La Dança
General de la Muerte es un poema conservado en el Escorial, que se estima
realizado en el siglo XV.
Se piensa
que no es una pieza destinada al teatro.
Algunos
expertos sostienen que la calidad literaria de este poema es superior a la de
los textos similares conocidos en Europa.
No se sabe
quién es el autor del poema, aunque probablemente fue un religioso ya que
demuestra familiaridad con la estructura jerárquica de la Iglesia, el latín, la
poesía y muchos conocimientos de orden general.
El texto
presenta la misma disposición de los personajes que la danza francesa y las
únicas mujeres que aparecen son las esposas de la Muerte, que no participan en
la danza, son sólo observadoras.
Otro ejemplo
de las danzas de la muerte en nuestro país lo encontramos en la poesía de Jorge
Manrique, autor del magno poema “Coplas por la muerte del Maestre de Santiago,
Don Rodrigo Manrique”, su padre, que constituyen la cima de la poesía
castellana del S. XV.
Partiendo
del tema concreto de la muerte de su padre, medita el poeta sobre el paso del
tiempo: el tiempo y la muerte nivelan a los hombres en una acción
democratizante, una característica propia de las danzas de la muerte.
Nuestras
vidas son los ríos
que van a
dar en la mar,
que es el
morir;
allí van los
señoríos
derechos a
se acabar
y consumir;
allí los
ríos caudales,
allí los
otros medianos
y más
chicos,
allegados;
son iguales,
los que
viven por sus manos
y los ricos”
-Jorge Manrique-
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POR MusicaAntigua
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